miércoles, 2 de mayo de 2012
Sucesos del 11 de abril del 2002
Hoy, a diez años del suceso más destacado hasta ahora de este proceso de cambio que se gesta en Venezuela, es importante reflexionar varias cosas: La magnitud del suceso, el engaño al mundo entero, la fortaleza de los medios de comunicación y lo más importante, la autodeterminación de un pueblo decidido a continuar con el proceso, a no dar un paso atrás.
El golpe de estado, no declarado por ningún tribunal, puso en evidencia la debilidad de las leyes, la importancia del liderazgo popular, la necesidad de organización social. Pero, sobretodo, insisto, la autodeterminación de un pueblo que no toleró la manipulación mediática, el silencio informativo, la injerencia foránea, ni la detención del proceso de cambios incipientes que a esa fecha ya dignificaba a muchos venezolanos invisibilizados por el sistema político-económico imperante:el neoliberalismo.
Reflexionando sobre el hecho invocado, sostengo todavía hoy, que el suceso más importante en ese entonces, no fue el once, sino el trece de abril. Si señores, así como los golpistas no dispararon "ni un tiro" contra los representantes de los poderes constituidos del Estado. Se valieron de los medios, del odio de clase media y "pudiente" contra la clase desposeída y en cuarenta y ocho horas, arremetieron con todo contra todo lo que representara pueblo. Ese pueblo, en la calle, se insufló de la cuota de poder popular que le da la Constitución, del poder de revocar un gobierno ilegítimo. Y también sin disparar ni un tiro, chorreando sangre y miseria por todos los flancos, repuso al Presidente en su puesto, para el cual fue elegido legítima y legalmente. Y fue en busca de los medios para restablecer poco a poco el resto de los poderes.
Sólo con la fuerza del convencimiento, sin odio, sin miedo, sin armas, en un acto masivo legítimo, reelegitimó la vuelta del Presidente y el restablecimiento constitucional del Estado derrumbado en un acto de locura, que excedió el hecho de facto, autojuramentándose un ciudadano como presidente, destituyendo todos los poderes, generando el vacío de poder, que por poco permite la invasión del país por fuerzas imperiales. Solo el pueblo detuvo semejante dislate.
Esas tomas de las calles llenas de gente caminando por todos los estados, carreteras, avenidas, bajando de los cerros miserables, pidiendo a la Fuerza Armada el apoyo necesario para restablecer el orden, -gracias a los aficionados, medios alternativos y corresponsales extranjeros quienes se vieron obligados a vociferar la verdad de los hechos que ocurrían, cuyo derecho fue vedado por los medios-, debe repetirse hasta el cansancio para que se adentren en el inconsciente colectivo de este valeroso pueblo, quien decididamente logró el milagro de restablecer el orden, el Estado, los poderes, al presidente. Y esa convicción del acto legítimo, permitió también derrocar el golpe económico petrolero, señores...
Profesora Mireya Landáez
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